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Temporada junior femenino B.

Por: JV Baeza

Sinceramente, me resulta complicado hacer un resumen de toda la temporada, cuando realmente ha sido una suma de “mini temporadas” lo que hemos tenido que sufrir este año.

De salida, en menos de una semana, y sin una razón clara, el equipo, que tenía 11 jugadoras, se queda solo con 8 valientes (a las que se les resta tras un par de semanas otra compañera, esta vez por lesión), que me transmiten que quieren seguir hasta el final. Detalle a elogiar, y que nos ha hecho crecer como grupo a cada entreno. Pero también se plantea ahí que para el equipo va a resultar muy complicado entrenar, pues a esa problemática, se une que, como es lógico en un equipo “B”, hay que reforzar al Junior A (y, en ocasiones, al Senior Nacional y al Senior B) en sus entrenos, con lo que se restan elementos de esas 7 guerreras. Así, y tras hablarlo con la Dirección Deportiva del Club, se decide que se nos reforzará en entrenos – y partidos – desde el Cadete A.

Y, gracias al apoyo de las cadetes, el equipo echa a andar sobre todo a nivel competitivo, en una Liga muy complicada, contra equipos fundamentalmente de 2º año junior. El objetivo de todos los equipos “B” debe ser – vale la pena recordarlo – mejorar día a día, y apoyar a los “A” y superiores. Y esto último se ha “conseguido” con creces, incluso renunciando muchos días a entrenos propios. El primer punto resultó más complicado, por la dificultad para juntar jugadoras suficientes para un entreno, pero las que venían lo hacían con el punto de mira en la mejora individual y, tras eso, también colectiva.

Poco a poco pasaban las semanas, y tras el obligado parón por la pandemia (que llegó cuando mejor se encontraba el equipo), se reanudó la actividad, pero en las complicadas condiciones que todos/as conocemos. Pese a ello, las jugadoras deseaban entrenar y también jugar, pues el veneno del baloncesto se lleva muy dentro y es complicado curárselo. Así, el equipo afrontó una última fase en la que, especialmente en entrenos, se tendía más hacía el trabajo individual, quizá ya más pensando en la temporada próxima. Y aunque en los partidos nos dejamos todo lo que teníamos dentro, está claro que el resultado sin duda pudo ser mejor, puesto que vistas las condiciones – especialmente físicas – con los que los afrontamos, no debemos quedarnos con un balance negativo, sino esperanzador.

Por mi parte, y como entrenador y responsable del equipo, solo queda agradecer su esfuerzo y dedicación a todas las jugadoras – tanto juniors (Laura, Rebeca, Magda, Nuria, Gala, Elena, Vero) como cadetes (Zaira, Carmen, Lucía, Claudia, Clara, Irene, Ana) – que han participado en el equipo esta temporada, así como a sus familias el continuo apoyo mostrado durante la misma. Espero también que mi ayuda les haya servido para crecer no solo también como jugadoras de baloncesto, sino también como personas.

No sé qué nos deparará el futuro. Solo espero que, más pronto o más tarde, nos volvamos a encontrar.