Por: Jorge García – Josema Muñoz
Año cargado de emoción el que nos esperaba para el junior A que por fin podía empezar la temporada en N1, donde se merecían después de su trayectoria en los últimos años y donde teníamos muchas esperanzas puestas.
A pesar de lo extraño de la situación, de las paradas y vueltas a la normalidad, sin ninguna duda el grupo como nos ha acostumbrado fue dando pasos al frente, consiguiendo la clasificación entre los 8 mejores de la comunidad Valenciana y por consiguiente la permanencia en N1 de cara a la próxima temporada.
Cambio de fase y ya íbamos con la primera lesión de larga duración, esto más una nueva pausa de casi dos meses por la situación, era el momento de pensar en que todo estaba hecho, momento de mirar a otro lado, pero cuando se nos permite volver seguimos aclimatándonos con la competición, ahora de una manera más irregular pero siempre intentando dar lo mejor de nosotras mismas. Conseguimos una victoria que poca gente esperaba, afrontamos los últimos 7 partidos con 8 jugadoras disponibles, convirtiendo la competición en un ejercicio de auto-mejora y de supervivencia.
Sin duda el año podría haber sido mejor, pero las cosas vienen cuando y como vienen, conseguir asimilar y amoldarse a las circunstancias sin duda, es otra manera de formación y en esto hemos tenido que sacar uñas y garra cuando más difícil parecía.
Pensar que podríamos haber hecho más es necesario y positivo porque implica ganas de seguir creciendo, pero a su vez hay que ser realistas y no quitar un grano de mérito a todo lo conseguido por este grupo, ahora y en los años anteriores. Muchas empiezan una nueva etapa vital y deportiva entrando en edad sénior, y solo desear la mayor de las suertes y agradecer a todas ellas habernos dejado ser sus compañeras de viaje todos estos años.
