Duro encuentro en el que no se aprecia en ningún momento un intento de mostrar la imagen de los buenos entrenos que llevamos.
Y es que desde inicio de partido salimos a verlas venir, sin intensidad y con miedo. Un par de rachas buenas nos demuestran que cuando queremos podemos competir, pero no nos dura lo suficiente como para aproximarnos en el marcador.
Si queremos competir debemos tener claro que la única manera de conseguirlo es cuando nos concentramos y cuando nos quitamos los miedos y las inseguridades.
Por: Lucía Herrero