Las sonrisas de nuestros chicos, entrenadores y familias resumen a la perfección la culminación de meses de trabajo bien hecho.
Las dosis perfectas de defensa, acierto y ganas de disfrutar nos han llevado a la victoria.
Cada día somos más conscientes de la importancia relegar a un segundo plano el bote ineficaz para dar protagonismo a los pases y las entradas a canastas llenas de confianza.
Cada entrenamiento somos más equipo.
Porque…en definitiva, ¿qué somos? ¡Somos una piña, la piña amarilla!
Por: Rosa M. Cutillas