
¿Porque será que cuando juegas sin pensar en el resultado y sin buscarlo la mayoría de las veces juegas mejor?
Suena a frase de entrenador, pero es una verdad como un templo. El exceso de expectativas, la presión autoimpuesta o la propia frustración por el fallo nos ha llevado esta temporada a resultados que no nos merecíamos, pero el sábado salimos a jugar, disfrutar y hacer nuestro juego, simple y llanamente nuestro baloncesto.
Baloncesto que puede ser mejor o peor, te puede gustar mas o menos, pero al final, es tu sello de identidad, lo que te identifica y diferencia del resto y donde se centra el trabajo diario. Donde se pone el foco en aquellos aspectos que nos hacen mas fuertes como equipo.
Porque el sábado ganó el equipo. Todos anotamos, todos defendimos, todos fuimos capaces de remontar un partido igualado que se puso muy feo y en el que supimos no salirnos, más de lo que solemos, del partido.
Con un parcial 6-21 en el último cuarto digno de las grandes gestas. Y, eso si, la sensación de que no dimos todo en partidos anteriores.
Al inicio de temporada hablábamos de crecimiento por encima del resultado, pero me van a permitir que hoy me quede con este resultado, porque a nivel moral fue muy importante.
Por: José Manuel Muñoz
