Si todos los años se comienza con ilusión, después del parón y la peculiar temporada pasada, está sin duda se inició con mucha más.
Formamos un equipo federado con jugadoras «veteranas» y otro escolar compuesto por las jugadoras que mayoritariamente comenzaban esta temporada. Ccon la intención de que cuando fueran adquiriendo conocimientos y entrenamientos entraran en la dinámica y en rotación con el federado.
En cuanto a la competición, disputamos una primera fase en nivel 2 relativamente cómoda en la que tan solo con un equipo tuvimos más igualdad, pero al que ganamos consiguiendo el liderazgo del grupo y el pase a segunda fase en preferente.
A estas alturas de temporadora, algunas de las escolares no es que estuvieran reforzando al equipo, es que eran ya unas integrantes más en las convocatorias. Así que con el equipo más reforzado comenzamos la segunda fase donde nos encontramos con un aumento en la intensidad y en el ritmo al que no estábamos acostumbradas.
Pronto supimos adaptarnos a ese nivel de juego y fuimos de menos a más consiguiendo como recompensa a esa evolución meternos para jugar los cuartos de final preferentes.
Nuestra andadura llegó hasta ahí, cayendo ante un rival superior ante el que no bajamos los brazos en ningún momento.
Sin duda cada una hemos crecido a nivel individual, yo como entrenadora y ellas como jugadoras, también a nivel colectivo, pero el no tirar nunca la toalla independientemente de como vayan las cosas, el gestionar frustraciones,el animar a una compañera, el saber organizarse para poder llegar a todo es sin duda una pincelada del mejor aprendizaje que nos da el practicar este deporte.
Orgullosa de mis guerreras, de su actitud, de su implicación y de sus ganas de seguir creciendo
Por: Nerea Fernandez